El terror de los arqueros

Nicolas Zadubiec

19 de marzo de 2025

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En junio de 1942 se publicó la letra y partitura del tango que Carlos Alberto Duhalde y Santiago Fernández, letra y música respectivamente, compusieron para Luis Arrieta, “destacado Centre Forward del Club A. Lanús (…) como prueba de amistad y admiración”. La discográfica detrás de tal empresa musical fue la de Julio Korn, uno de los empresarios más notorios de aquellos años: basta decir que dirigía Radiolandia y Antena, dos revistas de gran popularidad dedicadas íntegramente al espectáculo (creadoras, incluso, del primer star system autóctono), y que algunos de los artistas que hasta entonces habían publicado en su casa discográfica eran Enrique Santos Discépolo, Carlos Gardel, Lucio Demare y Homero Manzi, entre otras glorias del 2 x 4.

El tango dedicado al goleador granate, por tal motivo, parece no haber sido algo que pasó así nomás. Cabe suponer, por las circunstancias que rodearon a su edición y comercialización, que la revistita y el disco (que aún no pudimos recuperar) circularon extensamente por Capital y el conurbano, en billares, cafetines y, desde ya, hogares, sonando en transmisiones radiales, con sus síncopas y bordaduras retumbando en cocinas y zaguanes. Eran los años 40, para muchos, la edad dorada del tango, por su calidad y masividad: son épocas de grandes orquestas, de bailes populares en salones abarrotados, cafés, cabarets, clubes y carnavales.

Dicho esto, ¿quién fue Luis Arrieta? Cinco años le bastaron (entre 1939 y 1944) para gritar 120 goles, extraordinaria cifra que lo ascendió al pedestal de máximo artillero de la historia de Lanús hasta el 2019, cuando “Pepe” Sand rompió su récord. Si observamos detenidamente la lírica (transcripta debajo), Duhalde lo llama “el terror de los arqueros”. Pero más notable aún, para dimensionar lo que Arrieta representó para los futboleros de aquella época, lo caracteriza como “un astro consagrado en el foot-ball nacional”, un piropo apropiado en tanto el nueve granate había jugado en la selección un tiempo antes. Su vigencia, sin embargo, estaba intacta; lo dice la letra del tango, que vanagloria sus aptitudes, pero también lo dicen los números: al siguiente año se consagraría goleador del campeonato.

Era común que tango y fútbol cruzaran sus caminos (basta pensar, por ejemplo, en “Patadura”, de Gardel, o en las posteriores “Pelota de trapo”, “La número cinco” y “El sueño del pibe”, magistral pieza de Osvaldo Pugliese). Asimismo, existen muchas composiciones que honran centrodelanteros: “Sami” de Gardel, homenajeando al jugador español José Samitier; “Bernabé la fiera” de Francisco Canaro, dedicado al delantero de River; “Tarasca solo”, en honor a Domingo Tarasconi, goleador de Boca; “El mortero del globito”, para el nueve de Huracán, Herminio Masantonio… Si vemos bien, todas estas piezas son de los años del futbol amateur. El tango de Arrieta, en cambio, pertenece al período profesional. Que un compositor misterioso y una reconocida empresa discográfica decidan volver a esa vieja costumbre, luego de varios años, de composiciones musicales glorificando el juego de goleadores implacables, nos dice mucho de Arrieta. Como uno de los nuestros, sí, pero también como un deportista con trascendencia popular.


Cuántas tardes de alegría brindas a la muchachada / Que partido tras partido a su cuadro va a alentar / Cuando tras de la pelota te filtrás y la jugada / Rematas con un gol de esos que a lo crack sabés marcar.

Las defensas te conocen y aunque seas muy cuidado / Con tu juego inteligente sin chance sabés dejar / Empleando tu gambeta o si te ves apurado / Te cortás y que te alcancen si te pueden alcanzar.

"Arrieta" solo...! / Aclama la muchachada / Al verte hacer un gol.

"Arrieta" / Sos el terror de los arqueros / Si hacia el arco te cortás.

"Arrieta" / Ya la barra apasionada / Se dispone a vitorear / Tus jugadas que en mil veces / Nos dejaron ver, tu gran valor.

Adelante bravo Arrieta, ya el partido está ganado / Sos un astro consagrado en el foot-ball nacional / Porque tu empuje invencible tantas veces demostrado / Se mantiene siempre firme del comienzo hasta el final.

Adelante bravo Arrieta solo que tu esfuerzo coronado / Por el triunfo de los tuyos mil hurras arrancará / Es el premio que te brinda cuano el match ha terminado / Esa barra Lanusense que jamás te olvidará.

Escudo de Lanús

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