Una noche gloriosa en el Luna Park
Nicolas Zadubiec
4 de junio de 2025

A comienzos de 1971, el básquet granate atravesaba un momento impresionante. Consolidado entre los equipos más sólidos del país, doblegaba sin respiro a cualquier rival. Por entonces, tras 12 años, el conjunto dirigido por Raúl García había ganado el Torneo Metropolitano sin perder un solo partido. Era una nueva conquista en un ciclo exitoso: el “Gallego” había obtenido, en apenas dos años, tres títulos y dos subcampeonatos. La gente, por su parte, acompañaba: todo encuentro que disputaba el conjunto granate, cualquiera sea el lugar, contaba con el apoyo numeroso de los hinchas, que se agolpaban en las boleterías.
Justamente, por la indudable calidad del juego desplegado y las jugosas recaudaciones, Lanús fue invitado a jugar el torneo internacional “Ángel Garré”, junto al Club Independiente, Olimpo de Bahía Blanca (campeón de la Asociación Bahiense) y Tênis Clube Campinas, equipo brasilero que contaba con players como Emil Assad Rached (de casi 2 metros 30 centímetros) que, unos meses antes, habían conquistado el oro jugando para su selección en los juegos Panamericanos de Colombia. Ante tal desafío, Lanús afrontó el comienzo de la temporada con refuerzos: así llegaron al equipo Adolfo “Gurí” Perazzo y Carlos “Gallego” González, pivote y escolta respectivamente.
El primer partido del torneo cuadrangular mostró a los nuestros en un estado excelso: vencieron a Olimpo, un equipo de varios jugadores internacionales, 75-68. Para dimensionar esta victoria, basta decir que Olimpo le ganó, muy poco tiempo después, a Yugoslavia, selección campeona del mundo en 1970. En tanto Independiente cayó frente al Tênis Clube, tocaba enfrentarlos en la final. Como era esperable, fue un partido parejo: aunque comenzamos mejor y logramos sacarles una breve diferencia, los paulistas emparejaron el partido, destacándose Mosquito, Bira y el ya mencionado Rached. Por el lado de Lanús, limitaban estos destellos de talento “Pichi” Messina y el “Gurí” Perazzo. Estuvimos a tiro de la victoria, pero el conjunto brasilero, faltando un segundo, llevó el partido a tiempo suplementario. A lo largo de los últimos cinco minutos, inolvidables, brillaron Pellandini, Murillas y el “Gallego” González. Fue triunfo granate, 79-73. Los hinchas, sin perder un segundo, ingresaron al terreno de juego para celebrar junto a los jugadores.
La vuelta del Luna Park fue una fiesta: infinidad de autos hacia el sur haciendo resonar sus bocinas, entonando canciones y ondeando banderas. Un testigo de aquella noche fue Ariel Giannotta, miembro de la Comisión Directiva con un largo recorrido en la historia del básquet granate: fue jugador, técnico de diferentes categorías y asistente técnico de la primera. Nos cuenta que tras el partido hubo un festejo “en el salón que estaba sobre la panadería y confitería Torres, en 9 de Julio entre Anatole France y O’Higgins. Participaron todos los jugadores con sus familias, el cuerpo técnico y los dirigentes”.
Sobre la foto, que con mucha gentileza nos cedió, relata: “se lo ve a ‘Freddy’ Murillas, a ‘Pichi’ Messina, Palmarochi, Pellandini, ‘Cuqui’ Gluglielmino, el ‘Loco’ Ucha y un jovencísimo ‘Gato’ Meire. También aparecen ‘Gigi’ Meo, que era el utilero, y Don Manuel, la persona que estaba en el vestuario, en lo que llamábamos ‘jaula’, donde los jugadores dejaban su ropa y pertenencias”. El niño de pantalones cortos es Ariel.
La felicidad era infinita: con el torneo Ángel Garré, nuestro básquet conquistaba una estrella internacional, testimonio de una época de gloria inolvidable.